Elecciones y secuestros en época de pandemia: Mali
El coronavirus ha traído consigo mismo una crisis sanitaria, y una más que probable crisis económica que va a poner en jaque a todo el mundo, des del coloso norteamericano hasta la potente Europa. Pero la verdad es que hay muchos países que viven en un jaque constante, y un perfecto ejemplo de ello es Mali.
Este país africano que cuenta con cerca de 18 millones de habitantes se está viendo golpeado incesantemente por ataques terroristas, orquestados muchos de ellos por la filial de Al Qaeda que representa el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), y un buen ejemplo de ello es el último ataque realizado en la región del Gao el pasado 6 de Abril en la base situada en la localidad de Bamba que le costó la vida a 25 miembros del ejército de Mali. Pero desgraciadamente los constantes ataques terroristas no son la única mala noticia para los malienses, ya que su país se encuentra entre uno de los 25 países más pobres del mundo, que basa su economía en la extracción de oro y las exportaciones agrícolas. Como podemos observar la situación en este gran país africano que consiguió su independencia en el 1960 es muy crítica de por sí, pues imagínense si le sumamos los efectos del coronavirus.
Mali llegaba a una contienda electoral muy importante para el país, las elecciones legislativas encargadas de elegir a 147 parlamentarios con fecha para el 29 de Marzo (1r vuelta) y 19 de Abril (2n vuelta). Unas elecciones que se deberían haber celebrado en 2018 cumpliendo con el final del mandato de 5 años de los parlamentarios, pero que debido a la creciente inseguridad en el país se tuvieron que aplazar en diversas ocasiones. Una inseguridad que desgraciadamente no cesó para unas elecciones trascendentales para el país africano de habla francesa que tenían que elegir un parlamento que avanzara en la aplicación del acuerdo de paz de Argel del 2015, que supone un alto al fuego entre las milicias locales, los tuareg y el ejército de Mali en la zona septentrional del país. Además este acuerdo supondría una importante descentralización del poder con la creación de asambleas regionales y un aumento de la representación de las regiones del norte en la asamblea nacional, para lo que sería necesaria una reforma constitucional que la oposición defiende que no se puede llevar a cabo con un parlamento escogido hace 7 años cuando su mandato es en principio de 5.
Sin duda unas elecciones trascendentales para los malienses, que el presidente del país Ibrahim Boubacar Keïta decidió celebrar pese a la extensión del coronavirus y la situación anteriormente citada, que a medida que se aproximaban las elecciones empeoraba por momentos con el inesperado secuestro del líder de la oposición Soumaïla Cissé en pleno acto electoral. Un secuestro que le costó la vida a su guardaespaldas y que además supuso el secuestro de 6 miembros de su equipo. Desafortunadamente, mientras escribimos estas líneas a día 15 de Abril, Cissé sigue secuestrado en paradero desconocido, pero en busca de un ápice de buenas noticias podemos contaros que gracias a la intervención del imán Mahmoud Dicko en las negociaciones se han liberado a los 6 miembros del equipo del líder de la oposición Cissé.
Llegados con este desolador ambiente al 29 de marzo, fecha para la primera vuelta, era de esperar que la participación fuera la primera víctima de una elecciones puestas en entredicho por parte de la oposición. A las 13:00h y transcurridas la mitad de las horas de votación, fuentes oficiales confirmaron que la participación apenas alcanzó el 7’5% del censo electoral compuesto por 7’6 M de personas. Las malas noticias en estas elecciones no acaban aquí, el candidato del MPR por la circunscripción de Yelemané, Moussa Diarra, fue hallado muerto en su coche camino a Bamako debido al coronavirus. Además, también fueron recientemente secuestrados el diputado Bourem uld Matay (RPM) y el alcalde de Karei, Mamadou Coulibaly, aunque los políticos no son los únicos afectados por esta situación, y el día de la votación un coche con 9 pasajeros que se dirigía a un colegio electoral en la ciudad de Niafunké, pisó una mina que provocó la muerte de los 9 pasajeros.
Pese a estas nefastas noticias, el presidente de Mali ha decidido seguir adelante con la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias, previstas para el 19 de Abril, unas elecciones que se están desarrollando con muchos líderes políticos secuestrados, un candidato muerto, nueve votantes muertos cuando se dirigían al centro de votación, ataques terroristas diarios y una pandemia global que ha puesto en jaque a todo el mundo, excepto a aquellos países que viven en un jaque constante.
Este país africano que cuenta con cerca de 18 millones de habitantes se está viendo golpeado incesantemente por ataques terroristas, orquestados muchos de ellos por la filial de Al Qaeda que representa el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), y un buen ejemplo de ello es el último ataque realizado en la región del Gao el pasado 6 de Abril en la base situada en la localidad de Bamba que le costó la vida a 25 miembros del ejército de Mali. Pero desgraciadamente los constantes ataques terroristas no son la única mala noticia para los malienses, ya que su país se encuentra entre uno de los 25 países más pobres del mundo, que basa su economía en la extracción de oro y las exportaciones agrícolas. Como podemos observar la situación en este gran país africano que consiguió su independencia en el 1960 es muy crítica de por sí, pues imagínense si le sumamos los efectos del coronavirus.
Mali llegaba a una contienda electoral muy importante para el país, las elecciones legislativas encargadas de elegir a 147 parlamentarios con fecha para el 29 de Marzo (1r vuelta) y 19 de Abril (2n vuelta). Unas elecciones que se deberían haber celebrado en 2018 cumpliendo con el final del mandato de 5 años de los parlamentarios, pero que debido a la creciente inseguridad en el país se tuvieron que aplazar en diversas ocasiones. Una inseguridad que desgraciadamente no cesó para unas elecciones trascendentales para el país africano de habla francesa que tenían que elegir un parlamento que avanzara en la aplicación del acuerdo de paz de Argel del 2015, que supone un alto al fuego entre las milicias locales, los tuareg y el ejército de Mali en la zona septentrional del país. Además este acuerdo supondría una importante descentralización del poder con la creación de asambleas regionales y un aumento de la representación de las regiones del norte en la asamblea nacional, para lo que sería necesaria una reforma constitucional que la oposición defiende que no se puede llevar a cabo con un parlamento escogido hace 7 años cuando su mandato es en principio de 5.
Sin duda unas elecciones trascendentales para los malienses, que el presidente del país Ibrahim Boubacar Keïta decidió celebrar pese a la extensión del coronavirus y la situación anteriormente citada, que a medida que se aproximaban las elecciones empeoraba por momentos con el inesperado secuestro del líder de la oposición Soumaïla Cissé en pleno acto electoral. Un secuestro que le costó la vida a su guardaespaldas y que además supuso el secuestro de 6 miembros de su equipo. Desafortunadamente, mientras escribimos estas líneas a día 15 de Abril, Cissé sigue secuestrado en paradero desconocido, pero en busca de un ápice de buenas noticias podemos contaros que gracias a la intervención del imán Mahmoud Dicko en las negociaciones se han liberado a los 6 miembros del equipo del líder de la oposición Cissé.
Llegados con este desolador ambiente al 29 de marzo, fecha para la primera vuelta, era de esperar que la participación fuera la primera víctima de una elecciones puestas en entredicho por parte de la oposición. A las 13:00h y transcurridas la mitad de las horas de votación, fuentes oficiales confirmaron que la participación apenas alcanzó el 7’5% del censo electoral compuesto por 7’6 M de personas. Las malas noticias en estas elecciones no acaban aquí, el candidato del MPR por la circunscripción de Yelemané, Moussa Diarra, fue hallado muerto en su coche camino a Bamako debido al coronavirus. Además, también fueron recientemente secuestrados el diputado Bourem uld Matay (RPM) y el alcalde de Karei, Mamadou Coulibaly, aunque los políticos no son los únicos afectados por esta situación, y el día de la votación un coche con 9 pasajeros que se dirigía a un colegio electoral en la ciudad de Niafunké, pisó una mina que provocó la muerte de los 9 pasajeros.
Pese a estas nefastas noticias, el presidente de Mali ha decidido seguir adelante con la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias, previstas para el 19 de Abril, unas elecciones que se están desarrollando con muchos líderes políticos secuestrados, un candidato muerto, nueve votantes muertos cuando se dirigían al centro de votación, ataques terroristas diarios y una pandemia global que ha puesto en jaque a todo el mundo, excepto a aquellos países que viven en un jaque constante.