LA BRECHA DE GÉNERO EN EL MERCADO LABORAL NO SERÁ UNA MALDICIÓN, SINO UNA CONSECUENCIA.
Enrique Collada y Javier Martín de Benito - 17 de Febrero, 2020
“Solo un 18 por ciento de los estudiantes de carreras STEM son mujeres” (periódico La Vanguardia, 25 de octubre de 2019). STEM es un acrónimo que hace referencia a Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. De todos los frentes que hay todavía que superar en nuestra sociedad para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres en muchos ámbitos de la vida, en el mercado laboral, más que estrechar la brecha, todo parece indicar que puede seguir creciendo. La demanda de profesionales de las STEM seguirá creciendo a un ritmo muy rápido debido al conocido fenómeno de la cuarta revolución industrial, que tiene mucho que ver con la transformación digital y la automatización.
Mientras otros oficios más rutinarios corren el riesgo de ser sustituidos por un algoritmo, la perspectiva para aquellos profesionales de las STEM son alentadoras. El mercado laboral promete aún más oportunidades en el futuro. Sin embargo, el dato con el que comienza este artículo no es nada alentador. Si el ámbito laboral que más promete es aquel en el que menos de un cuarto de los estudiantes son mujeres, la desigualdad estará servida. Una de las posibles soluciones para atajar esta brecha, el sistema de cuotas o la paridad absolutas, no son más que mecanismos reactivos que tratan de paliar una situación anómala ya existente. Por eso creemos que debemos poner esfuerzos en la prevención de esta probable situación.
Pero, ¿por qué ocurre esto? Los que escribimos este artículo no nos atrevemos a encontrar una causa única, pero si consideramos que sería importante dar más visibilidad, desde el ámbito de la educación, a numerosas mujeres cuyo talento y esfuerzo han dejado un gran legado para la humanidad. Es importante que las niñas se puedan ver reflejadas desde pequeñas en estas figuras que han hecho historia en el campo de las STEM. La historia de estas disciplinas muestran una gran actividad por parte de mujeres que no se ven justamente reflejadas en la actualidad. El grueso de la sociedad no conoce, por ejemplo, a Hedy Lamarr, conocida actriz austriaca del siglo XX, inventora del espectro de banda ancha, fundamento de las tecnologías como el Bluetooth o el mismísimo Wi-Fi, tecnologías sin las que no podríamos entender nuestra vida diaria actual.
De lo que estamos convencidos es de que si todos los preocupados por la desigualdad entre hombres y mujeres nos ponemos a pensar en cómo podemos revertir esta tendencia, nacerán muchas ideas. Por eso os animamos a que reflexionéis sobre este tema y os hagáis la pregunta: ¿qué pasará si a medida que crecen las oportunidades para los profesionales de las STEM, la tasa de mujeres estudiándolas sigue siendo del 18%? Manos a la obra.
Mientras otros oficios más rutinarios corren el riesgo de ser sustituidos por un algoritmo, la perspectiva para aquellos profesionales de las STEM son alentadoras. El mercado laboral promete aún más oportunidades en el futuro. Sin embargo, el dato con el que comienza este artículo no es nada alentador. Si el ámbito laboral que más promete es aquel en el que menos de un cuarto de los estudiantes son mujeres, la desigualdad estará servida. Una de las posibles soluciones para atajar esta brecha, el sistema de cuotas o la paridad absolutas, no son más que mecanismos reactivos que tratan de paliar una situación anómala ya existente. Por eso creemos que debemos poner esfuerzos en la prevención de esta probable situación.
Pero, ¿por qué ocurre esto? Los que escribimos este artículo no nos atrevemos a encontrar una causa única, pero si consideramos que sería importante dar más visibilidad, desde el ámbito de la educación, a numerosas mujeres cuyo talento y esfuerzo han dejado un gran legado para la humanidad. Es importante que las niñas se puedan ver reflejadas desde pequeñas en estas figuras que han hecho historia en el campo de las STEM. La historia de estas disciplinas muestran una gran actividad por parte de mujeres que no se ven justamente reflejadas en la actualidad. El grueso de la sociedad no conoce, por ejemplo, a Hedy Lamarr, conocida actriz austriaca del siglo XX, inventora del espectro de banda ancha, fundamento de las tecnologías como el Bluetooth o el mismísimo Wi-Fi, tecnologías sin las que no podríamos entender nuestra vida diaria actual.
De lo que estamos convencidos es de que si todos los preocupados por la desigualdad entre hombres y mujeres nos ponemos a pensar en cómo podemos revertir esta tendencia, nacerán muchas ideas. Por eso os animamos a que reflexionéis sobre este tema y os hagáis la pregunta: ¿qué pasará si a medida que crecen las oportunidades para los profesionales de las STEM, la tasa de mujeres estudiándolas sigue siendo del 18%? Manos a la obra.